- El Gobierno español habilita a Enagás para comenzar las obras del H2Med y sigue adelante con su plan para expandir y exportar el hidrógeno verde.
- La red Gas No Es Solución critica que el modelo exportador de hidrógeno basado en grandes infraestructuras como el H2Med puede poner en riesgo la transición energética justa del Estado español.
- La red defiende la necesidad de priorizar la producción y el consumo local de hidrógeno verde, respetando las necesidades y capacidades de los territorios.
El martes 30 de julio, el Consejo de Ministros aprobó la habilitación de Enagás Infraestructuras de Hidrógeno para el desarrollo de los Proyectos de Interés Común (PCI) europeo de redes de hidrógeno. En el caso del Estado español, estos proyectos incluyen el corredor de hidrógeno H2Med, con sus dos interconexiones transfronterizas entre Portugal-España (tramo conocido como CelZa) y España-Francia (tramo conocido como BarMar); una red de infraestructuras interiores de hidrógeno (red troncal española de hidrógeno); y dos instalaciones de almacenamiento H2 storage North-1 y H2 storage North-2.
Todo ello, pese a que hace un mes el Tribunal de Cuentas de la UE cuestionara la base técnica de este tipo de inversiones. En su informe, el Tribunal de Cuentas de la UE denuncia que “la Comisión no llevó a cabo análisis rigurosos antes de establecer los objetivos de producción e importación de hidrógeno verde de la UE”, un total de 20 millones de toneladas en 2030.
El informe señala que “la demanda que se espera que se estimule ni siquiera alcanzará los 10 millones de toneladas en 2030, y menos aún los 20 millones de toneladas inicialmente previstos por la Comisión (…). Estos objetivos no se basaban en un análisis sólido, sino que estaban motivados por una voluntad política”.
La red Gas No Es Solución, una coalición de más de 20 organizaciones ha publicado un posicionamiento (position paper) como respuesta a este empujón para el desarrollo de estas grandes infraestructuras de transporte y exportación de hidrógeno, como el H2Med, que tildan de “innecesaria, despilfarradora de fondos públicos y que pone en riesgo la transición energética del Estado español.”
Para el desarrollo del H2Med se requerirían aproximadamente más de 6.000 Millones de Euros, a pesar de que, como recuerdan desde la red Gas No Es Solución, todavía no se ha demostrado la necesidad de desarrollar una red para el transporte exclusivo de hidrógeno a media y larga distancia. Y dado el resultado del informe del Tribunal de Cuentas de la UE, estas grandes infraestructuras corren el riesgo de no ser necesarias en el futuro, quedando sobredimensionadas, no amortizadas y sin dar respuesta a las necesidades de la transición energética.
La red reconoce que el hidrógeno verde está llamado a desempeñar un papel importante en el proceso de descarbonización de ciertos sectores puntuales, pero debe de ser planificado y acotado, sobre todo en términos económicos y energéticos. “No se puede pretender ampliar su uso de forma generalizada sin que antes se haga una reflexión crítica sobre el contexto en el que nos encontramos y los horizontes esperados”, afirman.
Del mismo modo, las organizaciones señalan que “es fundamental un análisis de la demanda actual y a medio plazo por sectores, y garantizar que los proyectos de producción de hidrógeno verde estén alineados con las necesidades de los territorios donde se quieran implantar, así como con sus capacidades. Es necesario establecer una planificación que, adoptando un enfoque de priorización y jerarquización, defina claramente dónde producir hidrógeno verde y qué usos son viables y deben ser prioritarios”.
El posicionamiento hace hincapié en que dejar el desarrollo del H2 verde en manos de Enagás, una corporación en la que el Estado solo controla el 5 % y tiene activos de generación, impide en la práctica esta regulación y control.
Por otro lado, la red Gas No Es Solución recuerda que “se debe priorizar el uso de hidrógeno verde en sectores como la metalurgia —y la siderurgia en particular—, así como aquellos difíciles de electrificar y, en todo caso, prever el desmantelamiento progresivo de industrias como la del refino y la industria química de fertilizantes”.
Asimismo, se incide en que, vistas las dificultades asociadas al transporte a larga distancia de hidrógeno verde, desde una perspectiva económica, ambiental, técnica y de eficiencia energética, “se debe priorizar la producción y el consumo local, respetando las necesidades y capacidades de los territorios”. En este sentido, apostar por un modelo exportador de hidrógeno basado en grandes infraestructuras como el H2Med, “implicaría una masiva implantación de proyectos de energías renovables de gran escala, con posibles impactos ambientales, sociales y territoriales. Además de una demanda de grandes cantidades de agua para su uso en los electrolizadores”, afirma la red.
Se estima que dicho modelo requeriría la instalación de más de 40.000 MW adicionales de renovables de gran tamaño, duplicando lo ya previsto por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para el año 2030. Esto pondría en riesgo la transición energética justa, ya que el desarrollo actual de las energías renovables adolece de falta de planificación, dimensionamiento y ordenación.
En cuanto a los recursos hídricos, según la Agencia Internacional de Energías Renovables, es probable que más del 46 % de los proyectos previstos en España de aquí a 2040 se ubiquen en zonas de gran escasez de agua, lo que agravaría los problemas preexistentes en el uso del agua.
Por último, las organizaciones reclaman al Gobierno que el gestor de la futura red de hidrógeno sea totalmente independiente y público, para evitar conflictos de intereses con las industrias fósiles.